Dr. Ricardo Emilio Varela Jiménez

Los riñones son el “filtro” de la sangre. Se encargan de limpiar nuestro cuerpo de sustancias tóxicas que consumimos o que se producen por el metabolismo diario de nuestros tejidos. Los riñones se encargan además de controlar la presión arterial, participar en la producción de glóbulos rojos y producir orina, eliminando así el exceso de líquidos. Cuando los riñones dejan de funcionar, se produce anemia, hipertensión arterial y acumulación en la sangre de sustancias tóxicas que normalmente los riñones eliminarían.

Se recomienda la valoración por parte del nefrólogo cuando: *Exista alguna condición o enfermedad que ponga en riesgo la función de los riñones (obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, urolitiasis, infección urinaria de repetición, quistes renales, etc.) *Deterioro de la función renal por exámenes de laboratorio (creatinina elevada) *Hallazgo de proteínas o sangre en el examen general de orina *Disminución del tamaño de los riñones en el ultrasonido renal *Hipertensión arterial de difícil control *Edema (hinchazón) de los pies

La creatinina sérica es un examen de laboratorio utilizado para determinar la función actual de los riñones. En base a este examen, es posible calcular el porcentaje de funcionamiento de los riñones para así implementar medidas que impidan la progresión de la insuficiencia renal.

La diálisis se refiere al empleo de una terapia de reemplazo renal, esto es, utilizar una técnica que sustituya a los riñones cuando estos ya no funcionan. Existen 2 formas de diálisis: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal, ambas igual de eficientes En la hemodiálisis, se coloca un catéter en el cuello del paciente para limpiar la sangre a través de un filtro. En la diálisis peritoneal, se coloca un catéter en el abdomen para limpiar la sangre a través del peritoneo.

La diálisis se reserva únicamente para pacientes con deterioro grave de la función renal, esto es, un funcionamiento de los riñones menor al 10%. Sin embargo, una alternativa a la diálisis es el trasplante renal.

La hipertensión arterial es una enfermedad que nos condiciona un alto riesgo de padecer un infarto, una embolia o insuficiencia renal crónica. Generalmente no provoca síntomas. Cuando el médico o alguna enfermera te toman la presión, te mencionará 2 cifras, por ejemplo 125 con 80. El primer número refleja la presión dentro de las arterias cuando el corazón está contraído, el número de abajo cuando esta relajado. Generalmente, se considera que la presión está elevada cuando es mayor a 130 con 80 mm Hg. El bajar de peso y la dieta baja en sal constituyen un elemento vital para disminuir el riesgo de padecer hipertensión. Cuando estas medidas no son suficientes, el médico te prescribirá un anti hipertensivo, esto es, un medicamento para bajar la presión arterial. Acércate con tu médico quien te orientará e iniciará tratamiento en caso de ser necesario.

Todas las células de nuestro cuerpo requieren glucosa (azúcar) para funcionar normalmente; sin embargo, la diabetes mellitus se caracteriza por tener un nivel de glucosa elevado en la sangre. Esta elevación puede generar síntomas como cansancio, sed, pérdida de peso, etc. aunque en muchas de las ocasiones es una enfermedad asintomática. Por esta razón, se recomienda realizar estudios de glucosa a partir de los 40 años o antes si el paciente tiene factores de riesgo. Algunos de los los factores de riesgo para tener diabetes mellitus son la obesidad, el antecedente familiar de diabetes, el haber tenido la glucosa elevada durante el embarazo, sedentarismo, padecer síndrome de ovario poliquístico, etc. Existe un tipo de diabetes generalmente conocido como tipo 1 en el que la elevación de la glucosa se da sin necesariamente contar con estos factores de riesgo, generalmente en pacientes jóvenes y secundario a un problema autoinmune. La diabetes mellitus genera complicaciones a largo plazo como lo son la insuficiencia renal, pie diabético, retinopatía diabética, infarto, etc. Afortunadamente un diagnóstico oportuno y un adecuado tratamiento pueden controlar los niveles de glucosa para así llevar un vida normal Acércate con tu médico quien te orientará e iniciará el tratamiento que mejor te funcione.

La insuficiencia renal crónica es una enfermedad crónico degenerativa en la que el funcionamiento de los riñones disminuye a menos del 60%. Generalmente es consecuencia de haber padecido hipertensión arterial o diabetes mellitus de larga evolución; sin embargo, existen otras causas. Los riñones son los órganos responsables de “limpiar” la sangre, esto es son el “filtro de la sangre y al producir orina eliminan múltiples sustancias tóxicas del cuerpo. Cuando alguien padece insuficiencia renal crónica, estas toxinas se acumulan en la sangre ocasionando cansancio, falta de aire, anemia, retención de líquidos etc. Desafortunadamente, los estadios iniciales de la enfermedad cursan asintomáticos por lo que cuando aparecen estos síntomas la enfermedad está muy avanzada y es necesario el inicio de diálisis para reemplazar la función de los riñones enfermos. Si padeces alguna enfermedad crónico degenerativa, es necesario que tu médico monitorice regularmente el nivel de funcionamiento de tus riñones para iniciar medidas oportunas y evitar llegar a las etapas avanzadas de la enfermedad.

La insuficiencia renal aguda es un deterioro abrupto de la función de los riñones, generalmente reversible, pero que en algunos casos incluso amerita el empleo de diálisis transitoriamente. La insuficiencia renal aguda generalmente es consecuencia de enfermedades que cursan con deshidratación, infecciones graves, uso de fármacos tóxicos o la disfunción de órganos como hígado o corazón. Durante un episodio de insuficiencia renal aguda es de suma importancia reconocer la causa para así revertir el problema y minimizar las secuelas en el funcionamiento del los riñones. De igual forma, es sumamente importante diferenciar entre un episodio de insuficiencia renal aguda de la enfermedad renal crónica, ya que en muchas ocasiones se cataloga al paciente como tal y se impone la necesidad de diálisis crónica sin realmente necesitarla. Es importante que si en algún examen de laboratorio o algún médico te comento acerca de un posible deterioro de la función renal, busques la atención de un nefrólogo para que se te brinde el diagnóstico y tratamiento adecuado.

La nefropatía diabética es la primera causa de insuficiencia renal crónica a nivel mundial. Se estima que hasta el 60% de los pacientes que requieren diálisis, lo hacen a consecuencia de nefropatía diabética. Por tal motivo, todo paciente con diabetes requiere la monitorización periodica del funcionamiento de los riñones por medio de exámenes de sangre y orina. Esto con la finalidad de evitar la aparición de daño renal o en caso contrario, diagnosticar oportunamente e iniciar tratamiento para retrasar la progresión de la insuficiencia renal, sus consecuencias y la necesidad de diálisis. Siempre pregunta a tu médico cual es el porcentaje de funcionamiento de tus riñones o si existe la presencia de proteínas en la orina para determinar si es o no necesario que se te canalice con el nefrólogo.

La biopsia renal es un procedimiento en el que se toma una pequeña muestra de tejido para su análisis por un patólogo. Generalmente no requiere de una cirugía, sino que se toma la muestra con anestesia local. Las principales razones por las que es necesario realizar una biopsia renal son: presencia de sangre o proteínas en la orina y el deterioro de la función renal de causa desconocida. Con el resultado de la biopsia renal es posible diagnosticar enfermedades que de otra forma no pudieran encontrarse con exámenes de laboratorio. A a vez, los hallazgos de la biopsia permiten al nefrólogo elegir el mejor tratamiento para la enfermedad diagnosticada.

La urolitiasis es la presencia de litos o piedras en el tracto urinario (riñón, uretero, vejiga, uretra). Estos litos pueden ser pequeños y asintomáticos o de gran tamaño y asociarse a dolor, infección urinaria e incluso insuficiencia renal. Cuando un lito obstruye la vía urinaria, generalmente es necesaria la valoración por un urólogo para determinar si es necesario un procedimiento para extraerla. Posteriormente, es de igual importancia analizar el lito o realizar estudios de sangre y orina para saber la composición de éste. El nefrólogo es el médico especializado en interpretar estos estudios y quien iniciará un tratamiento que impida la nueva formación de piedras en la vía urinaria. Si alguna vez has tenido urolitiasis y sobre todo si estos episodios se han repetido, es importante que te valore un nefrólogo para establecer un tratamiento y evitar que estos episodios sigan repitiéndose.

El trasplante renal es el mejor tratamiento de la insuficiencia renal. Se utiliza para pacientes en hemodiálisis o diálisis peritoneal con la finalidad de que ya no dependan de estos tratamientos, aunque puede realizarse antes de iniciar estas terapias. Se realiza a través de un donador vivo relacionado (padres, hermanos, etc.) o no relacionado (cónyuge, amigo, etc.). En caso de no contar con un donador, puede optarse por buscar un donador fallecido al inscribirse a un programa de trasplante. Para llevar a cabo un trasplante es de suma importancia completar un protocolo en el que se comprueba la compatibilidad con el donador, así como otros estudios de sangre y gabinete. Si padeces insuficiencia renal es importante que platiques con tu nefrólogo para valorar las distintas opciones y si eres candidato a trasplante renal.